La burla o la admiración son dos caras peligrosas de la misma moneda. Por lo general un activista parece un pringado cuya vida personal no fuera suficientemente interesante como para centrarse en ella o bien, el pelmazo que va dando sermones sobre feminismo, racismo, clasismo, veganismo.. cada vez que la ocasión lo permite. Hay que reconocerlo, no gozamos de mucha popularidad. El activismo actual está aún en modo de reacción. No significa que seamos pasivos, sino que aún no tenemos control sobre el conflicto. La fuerza antagonista lo está. Y eso debe cambiar . . .
Este contenido está disponible solo para los suscriptores de Diseño Social. ¿Te unes a nuestra comunidad? Obtén acceso aquí.