Durante años, a la hora de establecer teorías sobre las decisiones humanas en el campo de la Economía, las personas fueron vistas como Homo Economicus. Es decir, se consideró que las personas tomaban sus decisiones evaluando todas las opciones disponibles y con el conocimiento detallado de estas, con la capacidad para estimar las probabilidades existentes, y con infinitas habilidades cognitivas y de procesamiento de la información.
Y todo ello con el objetivo de maximizar las ganancias o minimizar las pérdidas de esa decisión. Se trataba de una . . .
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