El supremacismo y el capitalismo están anidados en la raíz de nuestras narrativas internas. Pero quizás, el motivo de que nos cueste plantear alternativas es que llevamos demasiados años centrándonos en aquello que estaba mal, en aquello que no nos gustaba. Saber que algo no te gusta no significa que hayas descubierto qué es lo que sí. Y mucho menos, descubierno cómo trazar un camino del sistema actual a un sistema mejor. Si ahora centramos nuestro foco en aquello que nos irrita en lugar de aquello que nos puede empoderar como ciudadanía, ¿no . . .
Este contenido está disponible solo para los suscriptores de Diseño Social. ¿Te unes a nuestra comunidad? Obtén acceso aquí.