1. El valor de las metas
Trazar una ruta siempre va ligada a la posibilidad del error. No trazar ninguna ruta deja al azar nuestro destino.
Hay personas que tienden a no tener metas porque tienen miedo a equivocarse o no alcanzarlas, y dejan que las circunstancias decidan por ellas, abandonando así el control de su propia existencia. Este tipo de personas, que se niegan la posibilidad de “fracasar”, paradójicamente, lo acaban haciendo porque al no decidir no tienen posibilidades de salir al encuentro del . . .
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